Y... ¿qué pasa cuando...?

-¿Qué pasa cuándo el sol se va?
-Llega la noche. - Contesté al pequeño pelirrojo frente a mí.

Tan tierno, así son los niños a esa edad, siempre llenos de dudas, curiosos hasta con su propia sombra, el batir de las alas de una mariposa les impresiona, el contoneo de una oruga al desplazarse, el sabor de un puñito de tierra. Como me gustaria regresar a esa época cuando todo es nuevo y diferente, talvez por eso inicié este viaje por el mundo, para volver a aquel tiempo en el que todo es sorprendente ¿en verdad necesitaba salir de mi hogar para lograr aquello? No, ahora lo veo claro, no importa si viajas o te quedas en un lugar hasta que los largos años de tu existencia lleguen a su fin, siempre habrá algo sorprendente a la vuelta de cada esquina, escondido en los rincones, allí en los corazones de cada persona.

-Señorita... ¿a qué se dedica usted?
-Me dedico a viajar. - Sonreí dulcemente al niño, una vez hubo alguien igual que me hacía el mismo tipo de preguntas.
-Y... ¿qué pasa cuando uno viaja?
-Aprendes muchas cosas.
-¿Como qué cosas?
-Como el por qué el sol se va.
-¿Y por qué pasa eso?
-Como dice la canción: ... porque en esta vida no hay luz sin oscuridad...

Escucho un rumor que reclama la presencia del niño en la trastienda del local, observo al pequeño correr con la misma vitalidad característica de esa edad. Sonrío. Algún día talvez yo tendré las mismas vocecitas y pies rondando mi casa y haciéndome un sin fín de preguntas que deberé de contestar con paciencia. Suspiro. Es hora de marcharme, debo continuar mi camino. Unas cuantas monedas, suficientes para cubrir lo que consumí, quedan en el lugar vacío de la mesa de madera que ocupaba. Camino por la concurrida calle, antes de perderme en la multitud me decido a volver mi vista atrás donde una pequeña mano me despide alegremente agitándose en el aire. Respondo con mi mejor sonrisa y el mismo gesto para seguir adelante, a sabiendas de que cuando vuelva a mi hogar seguirá habiendo nuevas cosas maravillosas por descubrir.