Por petición popular y de un gran amigo
La noche sera el refugio de los enamorados, de los nostálgicos y de los soñadores, que de ellos sea la noche, la luna y las estrellas...
Que la obscuridad infinita sea testigo de sus deseos, de sus anhelos y de sus sueños, que guarde bien sus secretos...
Pero entre toda esa obscuridad existe una pequeña estrella y su nombre es Tari, la estrella de una niña, que hoy en día ya es mujer... aquella vieja estrella que fue confidente, amiga y ser místico que sonrió y lloro con la historia que hoy les voy a narrar...
El olor a humedad llenaba el lugar, y todo era paz, si no fuera por mis pasos que irrumpían el silencio casi sacramental. La sombra de los arboles jugaba a contra luz con los pocos faroles que iluminaban la desierta calle, era de noche... era libertad... pero no eran mas allá de las seis o siete de la tarde, y yo caminaba inseguro de mi mismo, no por mi objetivo, sino por el pasado que acarreo...
El camino se acortaba, a medida que mis pies llegaban a su destino, un viejo lugar, que durante muchos días no iba a visitar, cuyo nombre es irrelevante. Y todo se volvió una vorágine extraña de acontecimientos hasta que me vi a mi mismo, sentado en un rincón de un parque cercano hablando de mis aventuras y desventuras con la mujer que había ido a buscar, he de confesarlo, me gustaba, no tanto como para casarme o pedirle noviazgo, pero lo suficiente como para mirar su rostro un buen rato y querer sentir un ligero roce de pieles al caminar...
Las palabras se las llevo el viento que soplaba frió aquella noche, y se llevaba el humo con olor a menta del cigarrillo que estaba fumando, el cual hacía solo unos momentos le compre yo mismo con su dinero. Y todo fue magia por un momento a pesar del humo de su cigarro o el humo de la ciudad... el lugar ligeramente iluminado, frió y húmedo invitaba a soñar descabelladamente, evadí un mundo, mi propio mundo y conocí un mundo nuevo... el ensueño... al finalizar la charla camino a casa, conversamos de muchas cosas que poco o nada tenían que ver con mi vida o con la de ella, sino que con nosotros mismos, como personas, nuestros gustos, nuestras aflicciones...pero en un punto de nuestra ruta nos vimos separados por cosas del destino, cosa que para mis adentros maldije profundamente, en su caso una practica de artes marciales, en mi caso, el tiempo que me había dado mi excusa se había agotado, pero en al último momento nos unió un fuerte abrazo y una larga despedida, en la cual yo vi como se alejaba, aunque para mis adentros deseaba que mirase hacia atrás, cosa que no ocurrió, al fin de cuentas la vida no es una película romántica norteamericana... pero para mi nada mas existió...
El camino a casa era corto, no tomaría mas que unos minutos, pero lo alargue lo más que pude, estaba soñando, en aquel momento no sabía si era amor, cariño, amistad... ¿que importaba? La vida es sueño, dijo un viejo escritor, cuyo nombre creo no acordarme en estos momentos. Y fui soñando con cada paso, cada vez que mis pies se metían en un charco, cada vez que miraba al cielo y observaba a la luna, mi vieja amiga y cada vez que buscaba algo en las estrellas... no sabía que era, pero le buscaba, y por mas que desease, no lograba encontrarle... y sin saberlo, una estrella me vigilaba a la distancia, observándome, para luego contarle la expresión de mi rostro a su dueña
1 comentario:
Genial ^^ seguid asi nene
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