La bala atravesó de lado a lado mi brazo, dejandome tirado en el suelo... simplemente me desvanecí en medio del dolor...
Quizás fuera mi libertad... aunque la muerte no es lo que dicen. No vi mi vida pasar por mis ojos. Solo pude ver una luz blanca que me invitaba a seguirla, y sin tener nada que perder, la seguí, solo para hallarme envuelto en una pesada manta que olía a pescado, sin entender y saber, los Dioses del Olimpo querían seguir jugando con mi destino, por que lo que sentí y olí no se asemejaba en nada al infierno que nos mostró Dore...
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