Se detuvo un momento y pensó... pensó y pensó... y hubiese seguido pensado de no ser por la profesora que lo atrapó escribiendo algo ajeno a su clase. “Estoy jugando, jugando a ser escritor y ni siquiera aquí me dejan...” Frustrado se acomodo, guardó su imaginación y puso su mente en logaritmos y sus funciones. Con una cara, que si buscarais amurrado y aburrido en un diccionario saldría su rostro.
Después de muchos suspiros, ejercicios, logaritmos en base 10 y búsquedas de formas en las nubes que se ven desde la ventana, se escuchó su salvación, el recreo... Volvería a su imaginación. Al salir del encierro, una figurita ágil y veloz se lanzó a sus brazos, apenas la tomo otra se apoyo en sus brazos. Sus dos pequeñas niñas. Nuestro protagonista suspiró, vio sus pequeños rostros y se inspiró...
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