Esta mañana se había quedado dormida, pues no deseaba despertar del hermoso sueño que tenía; donde ella y su amado bailaban bajo la lluvia y frente al mar, luego se despejó y apareció en medio de las negras nubes la luna llena grande y hermosa; pero de repente, mientras apoyaba su cabeza en el fuerte hombro de él, pensó que más hermoso sería bailar con su ángel en la realidad; como esa vez que llovía suavemente en su ciudad y frente a su hogar bailaron un vals.
Allí fue cuando ella despertó, miró su celular y vio que ya era tarde. Se levantó rápidamente, se lavó y arregló todo; luego salió con sus padres camino a tomar su bus. Durante el trayecto iba pensando en ese hombre que le robaba el sueño y no prestaba atención a lo que sucedía a su alrededor.
En el bus comenzó a leer ese fantástico libro que él le había pasado, “El lobo estepario”, y se sumergió en otro mundo desconocido.
Al llegar a su destino encaminó sus pasos a donde debía ir; pero al llegar no estuvo más que cinco minutos y tuvo que marchar. En el sendero recordó todas las veces que caminó a su lado por ese lugar y decidió hacer algo que no le gustaba, se fue a comprar un café muy cargado pero suavizado con algo de leche. Se lo fue tomando por el camino a su trabajo y el café la fue atrayendo y en él encontró todo el sabor de los labios de su amado y así como lo sentía con él, también sentía que quería más y más de ese café.
Ahora se encontraba en las escaleras que dan a la tienda donde trabaja y, sentada en los escalones, no hace otra cosa más que pensar y soñar con su ángel. Porque lo único que desea es que llegue la hora de colación para verlo y besarlo y embriagarse, no con café; sino con el sabor de sus labios.
1 comentario:
plas! plas!
Con las orejas mi cosita hermosa
Cada dia eres más genial para escribir
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