sábado, 13 de junio de 2009

Ciudad del Romance

Amelia camino hasta el banco debajo de la palmera frente al viejo edificio gubernamental. Miro hacia todos lados buscando la confirmación a sus dudas, pero cuando pudo ver el corazón tallado en la palmera no pudo evitar sonreir. Hacia ya varios años su madre le había que en ese banco beso a uno de sus más grandes amores y que uno de esos tantos días que pasaban charlando las largas horas de ocio que tenian, tallaron sus nombres en la palmera aunque como siempre le decía "No era por amor, era una tarde aburrida, todos los moteles cerraron y sinceramente nos aburriamos mucho", aún así no podía evitar sonreir ante aquellos relatos de sus romances pasados antes de conocer a su padre.
- Amalia - Una voz a sus espaldas
- Sergio! - No era la respuesta que esperaba su interlocutor. Aunque en el fondo se había preparado
- No creí que todavía te importara eso - El mentado se acomodo a su lado dirigiendole una pícara sonrisa - No creo que sigas molestas con...
- Mi nombre es Amelia no Amalia - Dijo llena de coraje. La única manera de hacer que Amelia perdiera los estribos era cambiandole el nombre como solía hacer un ex novio de ella, al que realmente odiaba
- ¿Ni siquiera tu novio te puede llamar así?
- No tengo novi... - Pero la frase quedo atrapada por el repentino beso de Sergio - ¿No tienes mejor forma de declararte?
- ¿Eso significa que aceptas?

Y él día le sonrío, al parecer fue una muy buena idea llevarse el collar favorito de su madre aquella mañana...

1 comentario:

Séfora Ster dijo...

Me encanto, está muy linda.
Me recuerda a una pareja que conocí, y lo del corazón en la palmera también me recuerda a otra; pero fue en otro tipo de árbol.