Ahogué el sol con mi mano, con la otra mantuve el suspiro en mi boca... ya era de día, pero mis párpados solo sentían la noche. Era casi hora de la función sonreír y reír, mirar y trabajar... contar pequeñas historias que den sonrisas a la gente y roben miradas de admiración, no por la mano o boca que narra las historias, sino por que quizás dentro de si mismos, descubren que son felices.
1 comentario:
Genial :)
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