Abrumada por la negativa por parte de su amor platónico Lorena observaba y escuchaba la canción. Era claro, su profesor la seguiría viendo como una niña y aún así el morbo provocado no era lo suficiente, por un lado estaba contenta no sería su primera vez dentro de una sala estrecha o encima de un escritorio.
- Esa canción me la dedico ella- Dijo al fin, luego de muchos minutos que la última nota había muerto- Hoy creí ver su rostro en una muchacha un poco más vieja que tu
- No estoy tan vieja, solo tengo veinte años
- Pero sigues en el instituto
- No por capacidades mentales- Aquello era cierto, hacia varios años se enfermo de tal manera que perdió dos años - Nunca más supo de ella?
- Hay historias que una ciudad nunca te dejará conocer...
Por primera vez en muchos años busco en el rincón olvidado de su abrigo, un bolsillo que quizás ni el mismo vendedor sabía que tenia el abrigo, todavía estaba allí la última cajetilla de cigarros que ella le dio, junto a otros pequeños recuerdos de ella, apenas se había fumado dos de los veinte que contenía, era extraño incluso que recordara que la tenía.
El día se le había presentado extraño, sus otros dos abrigos estaban sucios por las lluvias de los días anteriores y por un descuido de la lavandería tuvo que recurrir a su viejo abrigo de universidad, un maldito y jodido día de recuerdo donde cada cosa que hacía, vestía o miraba le recordaba a una mujer que hubiese dado su alma, vida y felicidad por olvidarla completamente... poderla desterrar de su memoria casi fotográfica.
- Toma, vamos a tomarnos un café los dos - Y le acerco la cajetilla de cigarros. Observo la mirada de Lorena - Sí, a veces fumo y esta marca esta descontinuada, no todo los días puedes fumar con el amor de tu vida, una marca vieja y cigarros con un extraño sabor a chocolate suizo.
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