Sí ya son un cuarto para las tres de la mañana y yo aún sigo despierta. ¿Por qué? es la pregunta que me hago. Pues bien, aunque no lo quiero reconocer, es por tí. Sí ya lo he dicho, ahora que pase lo que Dios quiera. Pues no puedo negar mi esencia, ya que en ella respiras tú. No debo extrañarte, pero hoy te extraño más que nunca.
Si supieras como cada noche sueño contigo y vivo con mis fantasías; y por la madrugada, al hablar con Dios, te nombro y ruego para que seas feliz. Es cierto que no te deseo mal, pero más quisiera que estuvieras conmigo.
Solo me queda citar una frase muy conocida de un poeta chileno: "Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido."
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