miércoles, 4 de febrero de 2009

Musas

La hoja era atacada frecuentemente por los trazos de una pluma. Como si de sangre fuese un liquido negro aparecía sobre los cortes que realizaba sobre el papel. Luego el lápiz descanso a un lado. Una mujer de belleza casi infinita dejo una taza de café con un chorrito de licor a su lado. El viejo escritor la miro un momento, sonrió para si y tomando la hoja en un rápido movimiento la transformo en proyectil y la lanzo lejos...
- ¿No querías la llegada de una musa? - Pregunto la muchacha
- Pero no de cualquier musa... sino alguna que realmente sea para mi

Un chasquido de sus dedos hizo desvanecer a la muchacha, bebió un un solo sorbo su café para ir a buscar la botella de licor y un vaso... sobre la pequeña mesa seguían estando varias hojas y una pluma para escribir...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada vez que haces algo así, me arrancas una sonrisa que dura tres horas como mínimo :)
Lo próximo que escriba (y termine ^_^U) te lo dedicaré a ti :)
Pues te estás convirtiendo en mi "muso" (con tanto escribir acerca de mis costumbres e impedimentos como escritor, me animan a superarlos :) )