viernes, 17 de abril de 2009

UNA TRISTE MAÑANA

La mañana pasaba triste y soñolienta, era como si nada quisiera interrumpir el gran silencio que existía en ese momento. Ella se instaló en un rincón y mientras observaba tranquilamente el verde pasto comenzó a recordar la escena de la noche anterior.
Al llegar a su casa esa noche sus padres muy enojados la reprendieron por la hora de su llegada; los escuchó dando de vez en cuando una explicación, pues no deseaba discutir con nadie porque había comenzado a sentir los malestares que la estaban torturando hace ya dos meses.
Cuando todo quedó en silencio se propuso ir a acostarse, pues deseaba mucho ir a descansar; pero ellos al ver que algo no andaba bien en ella pensaron que había tomado algo de licor o una especie de droga. No pudiendo resistirlo más soltó el llanto y sólo dijo – no entienden que vengo cansada, he estado estudiando mucho esta semana y no he dormido lo suficiente, por lo cual deseo descansar y recuperar fuerzas, sólo les pido eso – Ellos la dejaron.
Al llegar a su cama se sintió fatal, todo le daba vuelta y no sentía fuerzas cuando de repente no se acordó de nada más. Cuando ya había pasado un tiempo miró el reloj lentamente, eran las tres de la mañana y parece que nadie se había dado cuenta de su inconciencia y desmayo en todo ese rato. Pensó en ir a decirle a sus padres; pero luego reflexionó y decidió guardárselo todo, no deseaba preocupar a nadie.
Ahora ya se encontraba mejor, pero aún un poco débil; pero ya pasaría, lo único que importaba ahora es concentrarse en sus estudios y hacer que nadie se de cuenta de sus malestares, porque si alguien tiene que soportar esto es ella y nadie más.

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